¡Un té para esta Navidad!

En pocos días estaremos celebrando la Nochebuena y desde hace ya algunas semanas, los anuncios de estas fechas “vuelven a casa por navidad…”. Tiempos entrañables aquellos, cuando empezaban a poner en la tele el del famoso turrón. Ahora como no tengo tele, desconozco si este año ya tiene su versión correspondiente.

En cambio, lo que si he visto en las RRSS  y me ha llamado poderosamente la atención han sido dos vídeos de dos empresas a cual más dispares, en los que nos cuestionan con la mayor sutileza… o no tanta, qué estamos haciendo con nuestro tiempo y con los seres queridos que tenemos a nuestro lado, a consecuencia del uso de las nuevas tecnologías.

En uno, varias familias en un concurso televisado “representan en un juego” de preguntas sobre ellos mismos, lo poco que saben sobre sus familiares, y en cada error u omisión que cometen, uno de sus miembros debe abandonar el plató de modo que, abuelos y padres rápidamente, se quedan más solos que la una, perdiendo el juego.

En el otro, nos muestran diferentes relaciones aparentemente de intensa amistad o familiares, y después de hacerles una batería de preguntas, se les presenta una estimación del tiempo que les queda por vivir juntos en esta vida y parece que el resultado, a juzgar por sus rostros, al igual que en el anterior, es descorazonador.

En la era de la comunicación y de las infinitas posibilidades de las RRSS, pareciera que el resultado de todo esto es bastante adverso, o dicho de otra forma: ¿se nos va de las manos? Esta invasión tecnológica, quizá nos obliga a hacernos algunas preguntas, pues parece que algo no va como debiera ya que, en definitiva, hablamos de lo más importante que tenemos, el tiempo de nuestras vidas. Así que habrá que tomar nota y darle alguna pensada. El debate, si os apetece, queda abierto.

Y visto todo esto, yo os propongo un reto, os invito a un té, sin mirar los móviles, ¡vamos a ver si se puede! Tomar un té, tiene unos tiempos que muchas y muchos los conocéis mejor que yo y que permiten, parar, detenerse, no necesariamente tanto, unos minutos, pero parar de verdad y conectar con lo más importante, contigo misma.

Cuando esto sucede, es sencillamente estar presente contigo mismo o con quien compartas ese té. Es el mejor presente que podemos ofrecer /nos. El regalo de sentirte escuchado, el regalo de recibir y darnos la atención que merecemos bebiendo una taza de té, en estos días turbulentos que sin darnos cuenta cada vez todo sucede a mayor velocidad.

Estar presente, es un regalo pues regalas tu presencia y si quieres, puedes tomarlo como una práctica de mindfulness, o una práctica Zen, que su mayor premisa es: haz sólo una cosa a la vez y hazla consciente, presente.

Honestamente, creo que más que nunca, se hace necesario una taza de té, y más en Navidad. Siempre será una amorosa llamada de atención para celebrar el regalo de la vida, el hecho de reconocer la belleza que nos rodea y cuan afortunados somos, pues objetivamente, es así. Podremos poner en valor lo inmaterial, lo que no tiene precio, lo humano, todo aquello que nos define como personas… el poder de las palabras, la magia de un pequeño gesto, la Navidad y el té están ahí, para vivirlos.

Mi sincero deseo, es que este tiempo nos permita reconocer lo mejor de nosotros mismos y el uso de la tecnología, sea una herramienta a nuestro favor, y entre tantas cosas que nos ofrece, apreciemos todo lo que nos une, como personas. Gracias por estar ahí.

Ya os deseo una muy Feliz Navidad!