Huang Ya, un té tan raro como sutil…

 
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¿Será que tengo que escribir un post al año…? No sé. Si así fuera, ya me tocaba. Es increíble lo atentos que hay que estar para elegir bien las cosas por hacer cada día, entre tanto ruido, con tanto estímulo de toda índole por todos lados…

Este blog que nació con el fin de acercaros la Cultura del té desde mis impresiones más naif, desde mis descubrimientos como eterno aprendiz, como lector y viajero a tiempo parcial, de alguna forma me gustaría reactivarlo. Creo, que el simple hecho de escribir nos devuelve la medida de lo humano.

Ya que os hablé de mis raíces, de mis padres, de los recuerdos y olores del campo de mi pueblo, de mis anhelos, etc.  siento que es hora de compartir mi momento presente con los tés y las impresiones que me llegan al olerlos, al beberlos, al descubrirlos… y algo de todo esto, se removió para sentir el impulso y hablaros del té amarillo, sí, el té amarillo Huang Ya, un té tan raro y desconocido como curioso por tantas razones…

Cuando lo infusioné y encontré lo que se conoce como Cosecha Imperial o lo que es la recogida manual del brote, más la hoja siguiente de la planta, y la Cosecha fina, brote más dos hojas, no pude resistirme  a colocarlas y subir la foto  para que podáis apreciar el trabajo de las expertas manos de las mujeres de la región de Simao, tierra de donde procede en la provincia china de Yunnan. 60.000 ramitas, serán 1 K. de té acabado para infusionar. En mi mente, las benditas manos de estas mujeres del campo, serenas y fuertes con una sonrisa amorosa, entre los árboles de té…

Lo huelo. Su aroma es cálido, como una caricia que evoca dulzura pues encuentro notas de miel y fruta fresca, quizá manzana junto a algún vegetal como el guisante o maíz hervido…

Lo bebo. De cuerpo envolvente y elegante, es un té que no es fácil, pues no es evidente. Para aquellos tealovers de paladares entrenados, podrán apreciar las notas dulces y florales del té blanco Silver Needle o Aguja de plata junto a las finas notas vegetales de tés verdes delicados como el Lung Ching o el Gyokuro japonés… y por esa razón es amarillo, situándose entre los elegantes y delicados blancos y los verdes más refinados. Algo inhabitual y reservado a la familia Imperial China en tiempos ancestrales…

Tres gramos de té, para 150 ml. de agua, dos minutos de infusión a 80 grados. Lo infusioné tres veces. Tres tazas diferentes que acabaron por seducirme por su rareza, por su misterio, por sus notas complejas que lo hacen único y sutil.

Me alegra volver a escribir. Me alegro de este reencuentro con las palabras y en este caso, de apreciar y poner en valor lo raro, lo extraño, lo inusual, pues quizá es algo sorprendente si prestamos la atención necesaria, si optamos por salir de lo conocido… Me alegro de retaros a descubrirlo. También, sueño con mis vacaciones en el pueblo, bebiendo té amarillo Huang  Ya y escribiendo en las noches de agosto…De sueños por cumplir, de nuevas rutas por explorar y de tanto por descubrir, al menos junto a un buen té, inmejorable maestro.

Os deseo, el mejor de vuestros veranos.